Bienvenidos a la era del silicio y el grafeno, al big data deportivo y la recogida masiva de información en tiempo real. El Citius, Altius, Fortius ha recibido en el siglo XXI un gran impulso de la ciencia aplicada que permite expandir los límites de la velocidad, la altura y la fuerza en los logros deportivos hasta cotas nunca vistas.
La mayoría de las veces la frontera entre la gloria y el fracaso es de solo una centésima, medio kilómetro por hora o un centímetro. Cuando se llega al límite de la precisión y el rendimiento, la tecnología es la única capaz de permitir a los atletas soñar que algo es posible y no es ninguna locura superar una marca que, al batirse la penúltima vez, ya parecía imposible.
Por eso empieza este laboratorio deportivo. Para hablar de cómo la ciencia ha provocado cambios en el deporte actual que eran inimaginables hace una o dos décadas. Nuevos materiales, software de entrenamiento, análisis tridimensional del movimiento, sensores para la recogida de datos y muchas cosas más son las que desfilarán por este blog.
Y hablando de tecnología, acabo de acordarme que Reebok, en un arrebato vintage, reeditó su modelo The Pump en 2014 con diferentes variantes para baloncesto y fitness. Se cumplían 25 años de la fabricación del primer modelo, un hito en unos tiempos donde la computación no era lo que es hoy día y la aplicación de materiales al calzado deportivo aún estaba sin desarrollar demasiado.
No tengo intención de analizarlas (al menos de momento), pero es pensar en ellas y se me activa un recuerdo imborrable de la infancia que me encantaría compartir.
Eran las zapatillas que usaba Dominique Wilkins, uno de mis jugadores favoritos de la NBA. Aunque las hizo famosas Dee Brown, el mítico 7 de los Celtics durante ocho temporadas, al ganar el concurso de mates de 1991 con esas zapatillas. Los que ya teníamos edad para recordar no olvidaremos nunca su imagen hinchándose las lengüetas antes de cada mate, el jolgorio de Ramón Trecet ante aquella novedad ni su brutal vuelo con los ojos cerrados.
Sus mates fueron espectaculares y el show The Pump ayudó sin duda a crear más espectáculo que Shawn Kemp, su rival en la final. La duda que siempre he tenido es cuánto aumentaron las ventas de Reebok después de ese All Star. Una acción de marketing de guerrilla contra la hegemonía de Nike y Air Jordan.
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