Errare humanum est

TenisLa labor de juez/árbitro suele ser la más ingrata y difícil de cualquier deporte. A pesar de lo imprescindible y trascendental de su actividad, han tenido que padecer las reticencias de muchas federaciones a la introducción de sistemas de ayuda al arbitraje. Y en el caso del tenis,  cuando se ha implantado algún avance técnico, los principales críticos han sido muchos de los jugadores.

Al buscar información para el post del ojo de halcón (el asistente de arbitraje que se utiliza en el tenis), me sorprendió mucho encontrar tantos comentarios desfavorables o polémicas en torno a él. Lleva unos diez años funcionando y, aunque ahora parece aceptado y respetado, los problemas fueron variados. Desde fallos de funcionamiento (que cuando se pedía a veces no salía la imagen por las pantallas) hasta estudios científicos que intentaban desprestigiar su precisión y lo calificaban de probabilístico.

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Vista del ojo de halcón en el transcurso de un partido.

También hubo jugadores que no aceptaron bien el sistema al principio. Quizá no toleraban la frustración de que ahora era posible detectar golpes fallidos por menos de medio centímetro. Como Federer, que llegó a pedir en un ataque de enfado que se apagaran las pantallas de la pista. O los enfados de Nick Kyrgios, quien se reveló contra el challenge dejándose perder varios puntos para descansar y en una ocasión hasta amenazó con abandonar un partido.

Otros tenistas como Tsonga criticaban que los jueces de silla se habían acomodado y solo se dedicaban a anotar los puntos o preguntarles si querían challenge (el nombre en inglés para referirse al ojo de halcón) cuando había un punto dudoso. Se había provocado una especie de miedo a la desautorización. Si un juez de línea dice «fuera», el de silla dice «dentro» y el jugador perjudicado pide el challenge…puede ocurrir que el todopoderoso juez de silla quede en evidencia.

Pero la objeción que más me sorprendió fue la de que no tiene un 100% de fiabilidad. El desarrollador del sistema reconoce un error de 3,6 milímetros, una precisión que, francamente, me parece difícil que el ojo humano pueda igualar. Hay muchos factores biológicos y psicológicos implicados en la observación humana: cansancio, capacidad de concentración, estrés, nervios, deslumbramientos o hasta un simple pestañeo inoportuno son circunstancias que pueden interferir en el arbitraje de una jugada.

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Técnicos de control del ojo de halcón

Los jugadores no deben olvidar los enormes beneficios que obtienen gracias a los avances tecnológicos. Su preparación física se ha transformado, el peso de las raquetas se ha reducido un 40% en tres décadas e incluso se están instalando sensores de movimiento en los mangos de las raquetas.  Por no hablar de la ingente cantidad de estadísticas que salen del sistema de ojo de halcón, una información valiosísima para analizar sus partidos, prepararse contra rivales determinados y elaborar entrenamientos específicos.

Por eso pienso que el arbitraje necesita evolucionar a la vez que el juego. No solo ya por cuestiones objetivas como las que menciono, sino por otras más de contexto. Cuando un evento tiene audiencias de millones de personas, jugadores o equipos se juegan millones de euros o un país está en vilo por un partido, toda ayuda es poca para descargar de responsabilidad a una, dos o tres personas. La trascendencia de un error deportivo supera los límites de la comprensión humana, tanto como nuestra grotesca afición al escarnio público.  Con el patíbulo virtual en que se ha convertido internet, hoy día se puede humillar y hundir en el más absoluto ridículo a un árbitro o juez en cuestión de minutos.

¿Y por qué no reclamar desde aquí algo más de fair play? Como en este partido de Copa Hopman entre Jack Sox y Lleyton Hewitt, donde el primero recomienda al segundo que pida el challenge porque ha visto que su bola ha entrado. La cara de Hewitt es para enmarcar, pero la ovación del público a Sox por haber sido tan honesto, no tiene precio.

Foto CV círculoJesús F. Lorences, Oviedo, Asturias (1978). Licenciado en Educación Física y en Comunicación Audiovisual. Máster en Comunicación y Periodismo Deportivo del Grupo Unidad Editorial.

Escribiendo…

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