El entrenamiento diferenciado por posiciones era una de las primeras cosas que aprendías sobre los deportes colectivos nada más entrar en INEF. Suponía una idea rompedora para unas mentes inocentes, el invento del siglo que todos habríamos deseado protagonizar.
Hace casi veinte años de eso y lo que me sigue alucinando es la metodología que se usaba. Lo más avanzado que conocíamos era el Windows 95, así que planilla de observación y cronómetro en mano, había que anotar parámetros como cuántos sprints hacía un jugador, el tiempo que permanecía andando/ritmo medio/alta intensidad o el número de saltos que ejecutaba. Y así hasta el infinito. Porque una planilla en excel se podía personalizar según la intuición de cada uno.
EL VÍDEO, SIEMPRE EL VÍDEO
La tortura de la observación y anotación manual fue suprimida por los actuales sistemas de captación, procesamiento y análisis de imágenes. Una revolución digital que permite conocer no solo datos físicos, sino también técnicos y tácticos de cada jugador y del grupo en cada partido.
Amisco, de la empresa francesa Sport Universal Process, fue el programa pionero. Francia lo probó en 1998 con su selección. Ese año era la anfitriona del Mundial y, vaya casualidad, lo ganaron.
Tras ese éxito, su primer cliente en la liga española fue la Real Sociedad. Con el paso del tiempo logró algún equipo más, a la vez que aparecieron otros sistemas. Prozone (con quien se ha fusionado Sport Universal Process), Match Insights (del gigante alemán SAP) y Mediacoach (desarrollado por Mediapro) son los más utilizados actualmente en el fútbol europeo.

La captación se hace con un mínimo de cuatro cámaras (y hasta ocho, dependiendo de la empresa) colocadas alrededor del terreno de juego que identifican y registran el movimiento del balón y de cada jugador por separado. Con el software se crea un sistema local de coordenadas (como el ojo de halcón del tenis) a partir del que se virtualiza la imagen y se consiguen todos los datos relacionados con el tiempo y el espacio.
Lo maravilloso de todo esto es que la información se obtiene en situación de competición, donde se supone que las acciones de alta intensidad se ejecutan al 100% de cada uno. Conseguimos así el “mojo”, el Santo Grial del deporte colectivo: ¡datos de desempeño físico integrados con movimientos técnico-tácticos reales!

QUÉ DATOS Y PARA QUÉ
Qué harías si al día siguiente de un partido tuvieras acceso a:
- Distancias recorridas por jugador, gráficas de velocidad de desplazamiento instantáneas, número de veces que se repite un esfuerzo determinado, aceleraciones individuales, tiempos acumulados a diferentes ritmos, metros recorridos en un intervalo de tiempo,…
Y todo ello superpuesto y sincronizado con el vídeo y una imagen virtualizada del campo completo donde medir:
- Distancia entre líneas jugada por jugada, distancia del jugador al balón en la presión, distancia entre jugadores, desajustes y errores de marcaje generados por un jugador, mapa de ocupación de zonas…

Sin duda alguna, ponerte a trabajar duro. Porque aquí ya entra el factor humano, el análisis, filtrado y relativización de datos.
Por poner algún ejemplo sencillo: tenemos un delantero que, a mitad de la segunda parte, baja en 3 km/h la velocidad máxima que alcanza en movimientos de presión. Esto abriría dos posibilidades: sobreentrenamiento o falta de entrenamiento, he aquí la cuestión. Los preparadores sabrán si le conviene un ciclo de entrenamiento para regenerar…o necesita más carga de trabajo.
También puedes pensar que si los registros arrojan que un mediocentro no suele hacer más de diez esfuerzos a máxima intensidad de 70 metros en los partidos, deberá tener una parcela física diferente a los laterales, que pueden realizar esas acciones más de veinte veces por partido.
A partir de aquí, la intuición y los conocimientos de cada uno son el único límite. Solo queda jugar con la imaginación, mejorar la capacidad de detectar o valorar estados de forma física y encontrar la carga de entrenamiento perfecta para cada jugador. Aunque sin olvidar lo que dice Rafa Benítez: “Esto te ayuda a ganar pero no te hace ganar”. Por eso cada año sigue habiendo un solo campeón y diecinueve perdedores.
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